miércoles, 17 de diciembre de 2014

Sillas de Ruedas Movidas con la mente


La Neurotecnología avanza para brindar a pacientes con discapacidades motrices nuevas oportunidades para moverse a voluntad sin depender de otros.
En 2012, la Fundación Rosarina de Neuro-Rehabilitación, acordó con la empresa Interactive Dynamics, desarrollar juntos una silla de ruedas eléctrica para poder ser manejada por medio de interfaces cerebro-computadora, o sea una silla capaz de ser movida con el pensamiento.
Las interfaces hacen posible que una computadora pueda detectar distintas actividades cerebrales relacionadas con pensamientos, emociones o con una sutil actividad muscular.

Estas actividades cerebrales, mediante un software de análisis específico, son traducidas a comandos que efectúen una acción.

Con la base de las sillas de ruedas electrónicas se ideó un sistema completo multicomando.
Hay cuatro formas de manejar esta silla; 1) mediante movimientos musculares faciales, 2)girando la cabeza, 3)por medio de la voz o 4) a través de los pensamientos. Esta última forma es la más novedosa en todo el mundo.

No se trata de que la computadora lea los pensamientos sino que ciertos pensamientos pre entrenados, son traducidos a impulsos eléctricos en la superficie del cerebro.

Estas señales son captadas por un casco que se coloca en la cabeza del paciente, capaz de transmitir una parte de la actividad cerebral por medio de ondas de radiofrecuencia, a una computadora programada para decodificar esas señales en otras que ponen en funcionamiento la silla de ruedas.

El cerebro tiene siempre una actividad eléctrica permanente; cuando la persona piensa o imagina algo la actividad eléctrica se modifica. Si la computadora tiene registrada la actividad basal del cerebro del paciente, que es cuando no está pensando en nada y luego se lo entrena para pensar en algo específico, la computadora recibirá esta señal como un comando.

El entrenamiento consiste en crear una red de neuronas con la capacidad de generar siempre la misma señal, fenómeno que se conoce como plasticidad a largo plazo.

Cada silla puede adaptarse a las características de cada paciente y requiere que la persona tenga el nivel de entendimiento necesario como para comprender las consignas.

El tiempo que lleva el entrenamiento varía de persona a persona pero se puede llegar a controlar la silla en promedio luego de quince sesiones.

Malena

Fuente: “Muy interesante”; No.340; “Con el poder de la mente”; Romina Cansler.

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