martes, 9 de diciembre de 2014

La Epigenética


El logro de la secuenciación completa del genoma humano no determina el destino de un ser humano, porque el contexto en el que se desarrolla y vive, y sus hábitos, influyen sobre los genes, activándolos o impidiendo su activación. Esa influencia sobre los genes es lo que estudia la epigenética, rama de la ciencia que intenta descubrir cuáles son los mecanismos externos que activan los genes relacionados con enfermedades.

La información genética puede ser modificada por el ambiente, la alimentación, el estilo de vida o las relaciones sociales.

El estudio de gemelos idénticos, criados de distinta forma corrobora la afirmación de que los genes no determinan ni la personalidad ni el futuro. Cuando en 1956, Watson y Crick identificaron el ADN como la molécula responsable de la información hereditaria humana, no sabían que el modo de interpretar el material genético puede cambiar durante toda la vida gracias a los procesos químicos que modifican la actividad del ADN, sin cambiar su secuencia, que producen las distintas circunstancias de la vida.

Los marcadores epigenéticos no explican por sí solos las diferencias en la personalidad de los gemelos idénticos criados en distintos ambientes, pero sí la disparidad química.

Todo lo que pasamos en esta vida no sólo nos deja una secuela emocional sino también huellas en la molécula de la herencia. La adversidad en la infancia no solamente nos puede afectar psicológicamente sino que también nos puede predisponer a contraer enfermedades crónicas y a morir precozmente. Somos lo que comemos pero también somos en función de lo que hacemos y con quienes nos rodeamos.

El aislamiento social crónico produce cambios neurológicos, endócrinos y en la conducta. Como consecuencia se reduce la actividad física y se llega a un estado similar al de la depresión. Los cambios epigenéticos no sólo afecta la propia vida sino también las de hijos y nietos, como se pudo comprobar con los hijos de los sobrevivientes del holocausto judío. Esto también explicaría la obesidad de los nietos de quienes padecieron hambrunas en China o Rusia, transformados epigenéticamente para acumular grasa en forma preventiva, en caso de carencias alimenticias.

Los trastornos en la alimentación o la adicción a la nicotina y la cocaína revelan un componente epigenético y también la diabetes, varios tumores, trastornos cardiovasculares, enfermedades autoinmunes y otros cuadros autoinmunes. Los gemelos univitelinos nacidos de la fecundación de un solo òvulo que se divide en dos, comparten el 100% de los genes; por eso, los gemelos que son criados por separado representan una espléndida oportunidad para apreciar con mayor claridad hasta dónde llegan los genes en la formación de la personalidad, la inteligencia y los hábitos y hasta qué punto influyen la educación y las circunstancias vitales.

Malena


Fuente: “Muy interesante”; No.340; “Epigenética, lo que no está escrito en los genes”; Elena Sanz y Ángela Posada-Swafford.

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